La trampa de la deuda de China sobre los países en desarrollo.
¿Realidad o propaganda occidental?
Pedro Barragán
Los préstamos de China (tan solo el 10% de la deuda de los países en desarrollo) se dirigen a la financiación de infraestructuras, carecen de condicionantes políticos y se prestan en mejores condiciones financieras que las instituciones occidentales.
En las últimas semanas la prensa ha vuelto a la carga con el tópico recurrente de la “trampa de la deuda” de China sobre los países en desarrollo. Lo hemos visto en las acusaciones contra China en el caso de la crisis de Sri Lanka afirmando que la bancarrota de este país se debe a la deuda con China y lo hemos visto también con las declaraciones del secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, durante su viaje por África.
En el caso de Sri Lanka nuestra prensa ha afirmado que China ha atrapado deliberadamente a Sri Lanka y la culpan por la situación actual. Sin embargo, los informes muestran que China representa solo el 10 por ciento de la carga de la deuda de Sri Lanka, frente a las desinformaciones que han llegado a hablar del 90 por ciento. El Gobierno de Sri Lanka ha tomado préstamos de los mercados de divisas internacionales, del Banco Asiático de Desarrollo y de Japón e India durante mucho tiempo.
En relación con las declaraciones del secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, los datos del Banco Mundial muestran que la deuda externa de los 82 países de ingresos bajos y medianos a finales de 2020 tenían la siguiente composición:
Acreedores comerciales: 40 %
Acreedores multilaterales: 34 %
Acreedores bilaterales: 26 %
– China: 10%
– Resto: 16%
De acuerdo con la encuesta de Development, el 95 por ciento de la deuda soberana en 31 países endeudados estaba en manos de firmas financieras de países occidentales.
En el caso específico de África la deuda con China es tan solo del 12 por ciento.
Para que se utilizan los préstamos de China a los países en desarrollo
Los préstamos de China a los países africanos y, en general, a los países en desarrollo se dirigen fundamentalmente a la financiación de infraestructuras que facilitan el transporte y el desarrollo económico. Esta es una política que tiene su origen en 2013 al lanzar China la Iniciativa Belt and Road con el objetivo de construir una plataforma de cooperación y desarrollo entre países. Esta plataforma ha permitido la construcción de innumerables infraestructuras en numerosos países que han contribuido de forma importante a su desarrollo económico.
Además, los préstamos emitidos por China tienen unas tasas de interés fijas y más bajas que la tasa comercial del 5 por ciento y que la tasa del 4 por ciento de la deuda soberana emitida por el Banco Africano de Desarrollo. Estas tasas de interés fijas, en unos momentos de rápida subida de los tipos de interés en EEUU y en Occidente, están representando un enorme alivio para los países deudores.
Bien se puede afirmar que en su política de préstamos a los países en desarrollo China está ofreciendo solidaridad en lugar de colonialismo. Los proyectos de infraestructura física financiados por China se han vuelto atractivos para los gobiernos de muchos países en desarrollo como una alternativa al Banco Mundial dominado por EEUU. Es ésta la razón del nerviosismo occidental y de sus campañas de desprestigio contra China.
Cómo actúan China y Occidente en el alivio de la carga del pago de la deuda en los países con problemas financieros
Hay que decir en primer lugar que China es el país que está implementando totalmente la iniciativa de suspensión del servicio de la deuda del G20, en contraposición con los acreedores occidentales y las instituciones multilaterales que, con una mucho mayor proporción de la deuda de los países en desarrollo, se niegan a participar en la iniciativa.
China ocupa el primer lugar en el G20 en términos de monto diferido.
Recogemos algunos datos de condonación de deuda citados por Global Times: De acuerdo con Forbes (29 de mayo de 2019) durante el período 2000 a 2018 China ha cancelado alrededor de 9.800 millones de dólares de deuda. De acuerdo con el ministro de Finanzas de China, Liu Kun, el 20 de noviembre de 2020 y recogidas por Global Times, China ha extendido el alivio de la deuda a los países pobres por un valor de 2.100 millones de dólares en el marco del G20 y la Agencia de Cooperación para el desarrollo Internacional de China y el Banco de Exportación e Importación de China han suspendido los pagos del servicio de la deuda de 23 países por un total de 1.353 millones de dólares. Desde otra fuente de información, Oxford China Africa Consultancy de la Universidad de Oxford enumera alguna condonaciones: 6.000 millones de dólares a Cuba, 500 millones de dólares a Pakistán, 490 millones de dólares a Camboya, entre otras.
Pero lo más importante es que China acomete el alivio de la deuda de forma totalmente diferente que EEUU y las instituciones financieras internacionales controladas por Occidente. China no condiciona la política interna de ningún país en el mundo, nunca ha condicionado su política por objetivos de influencia en ningún país; mientras que EEUU y las instituciones que controla (FMI, etc.) condicionan sus ayudas a la formulación de políticas internas en los países con problemas acordes a los intereses norteamericanos. España tiene un recuerdo reciente de las funestas consecuencias de estas condiciones.
La política monetaria de EEUU como causa de la actual crisis financiera de los países en desarrollo
La política monetaria desarrollada por la Reserva Federal de EEUU para hacer frente a las consecuencias inflacionarias de la errática política económica norteamericana, subiendo rápida y fuertemente los tipos de interés están causando un estrago en las economías de los países en desarrollo.
Por una parte, los altos tipos de interés incitan al capital a retornar a la metrópoli provocando la actual salida neta de capitales de los países en desarrollo y sus consecuencias sobre la economía.
Y por otra parte, la fuerte revaluación del dólar que esta subida de tipos genera está provocando un grave encarecimiento de la devolución de los préstamos, generalmente formalizados en dólares. Esta apreciación del dólar está siendo de más del 10 por ciento respecto a una cesta de las principales monedas mundiales y mucho más respecto a las monedas de los países en desarrollo, con la rupia de Sri Lanka cayendo más del 80 por ciento y el peso argentino más del 20 por ciento (en estos momentos estas cifras cambian cada día).
Antecedentes históricos
Remontándonos a los últimos 50 años podemos recordar la crisis de la deuda latinoamericana a principios de los 80 que dio paso a la «década perdida de latinoamérica», sumiendo al subcontinente en una grave crisis como consecuencia del encarecimiento de la devolución de los préstamos tras la subida de los tipos de interés del dólar.
10 años más tarde, en los 90, sería Japón la victima de los tipos de interés del dólar, provocando lo que también se llamó las «dos décadas perdidas». EEUU impidió que Japón le adelantase, provocándole una reducción en torno al 20 por ciento de su PIB nominal entre 1995 y 2007 y el retroceso de su PIB per capita que había adelantado al de EEUU.
Otro subproducto de la crisis monetaria de principios de los 90 por la subida de tipos del dólar que arrasó Japón, fue la quiebra de la libra esterlina y de la peseta en 1992. La libra esterlina tuvo que abandonar el Mecanismo Europeo de Cambio y la peseta se devaluó un 32 por ciento respecto al marco alemán.
Más tarde vendría la crisis financiera asiática de finales de los 90. El Presidente de la Reserva Federal norteamericana, Alan Greenspan, decidió subir los tipos de interés para reducir la inflación de EEUU, provocando la quiebra financiera de Malasia en primer lugar y a continuación la de todos los países del sudeste asiático.
Vamos camino de otro nuevo episodio de la política imperial norteamericana de trasladar sus costos económicos al resto del mundo. Un dólar fuerte frente al resto de monedas devaluadas reducirá el costo de las importaciones y por ende la inflación de EEUU, esperan sus economistas. Mientras, la quiebra financiera de los países en desarrollo ya ha comenzado. La solución, esta vez, ante este problema también parece estar diseñada: la culpa es de China por prestarles dinero, aunque sus préstamos no pasen del 10 por ciento del total de la deuda y estén dirigidos a infraestructuras y no al consumo.
Inicio
Portada