China no ha disparado ni derrocado ningún régimen. Se ha desarrollado a través del trabajo duro y ha eliminado la pobreza. Pero como el sistema político de China es diferente del de EEUU y ha logrado reducir su distancia con fuerza en muy poco tiempo, es por lo que EEUU ha declarado la guerra sistemática contra China y trata de involucrar a todo el mundo.

Cada día asistimos a una nueva agresión de EEUU contra China.

Esta semana las difamaciones sobre Xinjiang, el apoyo a la independencia de Taiwán, el despliegue militar occidental en el Mar de China, la prohibición y represión contra siete nuevas empresas tecnológicas chinas, etc.

El nuevo plan económico de Biden se justifica con la “necesidad” de impedir el ascenso de China.

EEUU trata de abocar al mundo a una nueva Guerra Fría. Biden esta tratando de realizar la misma política de Trump pero con más eficacia y consenso occidental. Desarrollando una movilización nacional estratégica para contener el desarrollo económico de China.

China por su parte sigue manteniendo la misma postura prudente, sin realizar ninguna agresión ni acciones impulsivas. Dispone de un sistema político sólido y una cultura tradicional cohesionada que le permite centrarse en su propio desarrollo interno, con una gran capacidad de crecimiento económico, y en la cada vez más importante integración económica con el resto del mundo.

Frente al nerviosismo norteamericano y su necesidad de medidas urgentes para parar su declive, China mantiene la vista puesta en el medio plazo y en el progreso económico y social.

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